lunes, 21 de enero de 2008

Como enseñar a los que no quieren.


Recetas contra el fracaso escolar
El psicopedagogo del IES Bernat de Sarrià, Juan Vaello, ha publicado su nuevo libro, "Cómo enseñar a los que no quieren", para combatir la desmotivación del alumnado
"El secreto de enseñar no es tanto transmitir conocimientos como contagiar ganas", con esta filosofía de partida, el psicopedagogo Juan Vaello ha sacado a la luz un nuevo libro, "Cómo dar clase a los que no quieren", un manual para docentes con más de trescientas técnicas y estrategias, para potenciar las habilidades sociales y emocionales del alumno, su motivación y su nivel de atención para conseguir mejores resultados académicos. "Sí hay soluciones mágicas" contra la desgana, según el experto que propone más implicación de los padres y más formación para el profesorado.
í hay soluciones mágicas" para enseñar a los alumnos desmotivados. Con esta frase comienza el nuevo libro del experto Juan Vaello, psicopedagogo del IES Bernat de Sarrià de Benidorm y formador de profesores, que trata de "inyectar optimismo pedagógico frente al fatalismo" de la sociedad ante los problemas de la enseñanza. "El profesor puede hacer magia si aprende muchos números, los ensaya, los perfecciona y los aplica" y así lo demuestran los resultados de algunas técnicas que propone, utilizadas en diferentes institutos de la geografía española.Con el título: "Cómo enseñar a los que no quieren", el libro es casi un recetario con más de trescientas estrategias concretas para combatir la desgana, principalmente en la Secundaria, donde los alumnos estudian obligados convirtiéndose en objetores escolares dentro del aula. Los conceptos de Educación han cambiado y ahora no sólo importa el rendimiento académico porque éste es fruto de otras habilidades. "El nivel social y emocional del alumno, que muestra su capacidad de convivencia y su autoestima, así como su grado de motivación y atención son lo primero que hay que potenciar, los que vienen sin eso no obtienen buenos resultados académicos", explica Vaello, que aboga por incorporar estos aspectos al sistema de evaluación porque "de forma informal ya se puntúa el esfuerzo del alumno pero habría que evaluarlo explícitamente". Las propuestas, siempre orientadas a "dar salida a todos y cada uno de los estudiantes" van desde cuidar su ubicación, explicando cómo dividir el aula y sentar a los escolares según el propósito, hasta la realización de listas de retos y éxitos, informes y diarios por parte de los escolares o el llegar a pactos con los grupos negativos de la clase. Aproximadamente un 30 por ciento de los alumnos no quiere estudiar, aunque el porcentaje varía en función del curso, la ciudad, el nivel socioeconómico, etcétera. La diversidad por la llegada de inmigrantes, la incorporación de alumnos con discapacidades y las enormes brechas entre estudiantes motivados y objetores "debe plantearse como un reto y no como un problema", señala Vaello, quien considera que "el profesor ha de ver el conflicto como una oportunidad de intervenir". El principal, son las "interrupciones, que crean un clima de clase imposible". Vaello apuesta por medidas preventivas: "si se tratan los resfriados disminuyen las pulmonías", del mismo modo que si se "atajan los conflictos frecuentes y de baja intensidad diminuirán los casos de acoso y violencia". La enseñanza del autocontrol es una de las vértebras ya que "el alumno conflictivo es impulsivo y tiene poca fuerza de voluntad, frente al que se motiva, controla y respeta". Pero el problema no radica en el alumnado. Profesores y padres han de colaborar en una misma dirección. La falta de implicación de los padres, por un lado, la descoordinación entre familia y centro e incluso entre profesores y la falta de formación de los docentes, que es "manifiestamente mejorable" obligan a actuar en todos los niveles del sistema educativo. Crear equipos docentes para unificar criterios, establecer los mismos límites en casa y en clase, aprovechar cada contacto con los padres para crear lazos, conocer los efectos de los diferentes tipos de castigos, son algunas de las propuestas de esta "cultura de soluciones frente al fatalismo, porque ante los problemas no debemos preocuparnos sino ocuparnos", concluye.