miércoles, 1 de agosto de 2007

PAULO FREIRE.

Freire nace en Recife, Brasil en 1921. De madre profundamente católica y de padre espiritista, adopta la religión de su madre. De ellos aprende el diálogo y el respeto hacia los demás. En 1931 muere su padre del que sentía un profundo afecto y respeto, y es apartir de entonces, con el país sumido en crisis desde 1929 cuando conoce la miseria, hecho que le marcó y le guió en su decisión de transformar la realidad de los oprimidos.

Estudiante de derecho, habiendo leído a Atayde, Maritain, Bernanos y Mounier entre otros, se casó con una profesora de primaria, y fue cuando empezó a interesarse de manera sistemática por los problemas de la educación.

En 1961 funda el Movimiento de Cultura Popular de Recife, en el seno del cual tiene las primeras experiencias con su método (1962), en el campo de la educación de adultos y de la cultura popular, continuándolo en el Servicio de Extensón Cultural de la Universidad de Recife.

Tras el golpe de estado de 1964, acusado de subversión, pasó unos meses en la cárcel, refugiandose en Bolivia por un corto periodo de tiempo. Más tarde se trasladó a Chile donde encontró las mejores condiciones para poner en marcha su método y pronto los resultados fueron excelentes.

En la pedagogía de Freire educar es crear la capacidad de una actitud crítica permanente que permita al hombre captar la situación de opresión a la que se halla sometido y entenderla como limitante y transformable. Una educación liberadora en la que el hombre ha de encontrarse así mismo, aprender a tomar conciencia del mundo que le rodea y a reflexionar sobre él para descubrir las posibilidades de reestructurarlo y modificarlo. Toma de conciencia, reflexión y acción se convierten así en los elementos básicos e inseparable del proceso educativo. Lejos de la idea de Freire la educación entendida como la transmisión de conocimientos y hechos elaborados previamente, se trata de crear una situación pedagógica en la que el hombre pueda actuar para descubrirse a sí mismo y al mundo y esté en condiciones de operar sobre él transformándolo. La función del educador será entonces la de despertar y ayudar a desarrollar la conciencia crítica de los educandos.

Es aquí donde Freire hace una distinción entre educación bancaria y educación liberadora, la primera es la que se limita a transferir y depositar el saber en mentes acríticas, cerrada la diálogo, a la creatividad y a la conciencia, se limita a las de extención prolongando la situación de explotación, la segunda problematiza y desmitifica la realidad, fundada en una actitud dialógica que rompe con la dialéctica tradicional educador/educando, que ambos pueden aprender y enseñar en su reflexión y acción crítica sobre el mundo, convirtiendose en seres de la praxis.

¿Cómo conseguir una educación liberadora basada en la comunicación y no en la extensión?
Para lograr tal objetivo freire propone una pedagogía de la concientización que debe reunir tres condiciones:

- utilizar un método crítico y dialógico.
- modificar el contenido programático de la educación.
- utilizar técnicas nuevas para codificar y descodificar el nuevo contenido programático.

El método psicosocial de Freire tiene tres momentos esenciales:

- la investigación temática.
- la codificación.
- la descodificación, que son imprescindibles para desarrollar la pedagogía de la concientización.

Así mismo, su método tiene dos fases principales, alfabetización que sería el aprendizaje del código lingüistico, y concientización, que equivaldría al desciframiento de la realidad vivida que prepara para poder plantearse la transformación de la realidad.

La clave principal de la educación liberadora, como conjunto del pensamiento y de la praxis del método de Freire es el diálogo, sin él no puede existir una educación verdadera.

Según las ideas que hemos aislado, vemos que Freire se aleja del concepto tradicional de educación, en el que el educador es un mero transmisor de conocimientos depositados en los educandos: mentes acríticas que suponen un mero vehículo para la perpetuación de los poderes establecidos, proponiendo una nueva pedagogía que, en el seno de su práctica, el educador se transforma en facilitador y generador de la conciencia crítica que el educando necesita para darse cuenta de la realidad en la que vive, y, mediante el diálogo compartido, le ayudará en la lucha de la transformación de la realidad, pasando de mera educación a educación liberadora.

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